El concepto fue acuñado por Thomas S. Marshall a y se refiere a que un ciudadano auténtico es aquel que ve protegidos en su comunidad política sus derechos civiles y políticos, pero también los económicos, sociales y culturales.
El ciudadano del siglo XXI debe saber que tiene derecho a un trabajo, a una educación, a una asistencia sanitaria, a ayuda en tiempos de especial vulnerabilidad como son la infancia, vejez, enfermedad, desempleo; y también a participar en la vida cultural de su comunidad política. Pero también tiene que saber que no es posible proteger esos derechos en todos los miembros de la comunidad política si él no está también dispuesto a asumir responsabilidades para que así sea.
El auténtico ciudadano sabe que es preciso poner medidas para que nadie quede sin la protección de estos derechos, como hacen quienes proponen una renta básica de ciudadanía, un reparto de trabajo, una asistencia sanitaria de calidad, etc. Es decir, quienes trabajan con las ideas y con la acción para que nadie quede sin ver protegidos esos derechos económicos sociales y culturales.
Construir una Aciudadanía social cosmopolita es una de las grandes tareas del ciudadano del siglo XXI.
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