Sería importante poder descubrir las razones que explican la capacidad infinita de la gente para hacerse infeliz; y habría que preguntarse si esta infelicidad algo que ver con el inconsciente. Al respecto dice Punset: A ver si resulta que al no estar determinado necesariamente por los genes ni los conocimientos adquiridos, soy más libre que el resto de los animales; tengo que empezar desde cero –al contrario del pollito, que sale disparado picoteando al nacer-, y, claro me equivoco muchas veces. Soy más infeliz porque soy más libre. Ésa es la tesis del neurólogo Pierre Magistretti, profesor de la Universidad de Lausana (Suiza), frente a la mía, que sostiene que la infelicidad es el resultado del poder devastador de las convicciones propias, que alteran los esquemas de percepción de la realidad. Muchos observadores podrían optar por profundizar en el conocimiento de una cosa o una persona determinada, pero sus convicciones le prohíben cruzar esta barrera. La litu