El procedimentalismo recibió fuertes críticas, no solo desde el exterior, sino también desde el interior de su propia propuesta. Por muy respetuosos que puedan parecer los procedimientos con el pluralismo de concepciones de vida buena, por muy lejanos que quieran estar de los valores porque es ese un mundo escurridizo, sucede que a las gentes no les mueven los procedimientos, por muy racionales que parezcan. Nadie hace una revolución por un procedimiento. Las personas se ponen en movimiento por el deseo de encarnar un valor o de alcanzar un bien, y los procedimientos son un camino, interesan únicamente porque permiten descubrir donde radica lo justo, siendo la justicia un valor, un dinamismo, por tanto, para despertar las conductas. Importaba, pues, poner de nuevo a la luz del mundo de los valores, pero no yuxtaponiéndolos, como si de un agregado se tratara, sino desde un hilo conductor que permitiera discernir cuales deben transmitirse universalmente. Surgi