Lo que sucede, en primer lugar, es que la vista permite que
el sujeto haga fotografías mentales de las imágenes y, además, hacer fotografía
mentales de lo descrito en los textos que estamos leyendo. La lectura tiene la
facultad de incrementar el flujo sanguíneo y la secuencia entre el principio,
el nudo y el desenlace viene a potenciar el pensamiento secuencial y la
vinculación causa efecto.
El cerebro no parece distinguir entre hechos leídos y los
vividos en la realidad, los toma como sinónimos o similares, por tanto, produce
tanto con unos como con otros prácticamente las mismas sensaciones.
Con la lectura se ejercita y fomenta el procesamiento de la
escritura, del lenguaje escrito; y la lectura realizada en otro idioma,
distinto al nativo, produce el desarrollo del hipocampo y de la corteza
cerebral.
Cuando leemos en profundidad, con atención, concentrados, se
incrementa la empatía; se conecta con el autor. Con todo ello, cuanto más se ejercita un individuo en la
lectura más aumenta su capacidad de atención y de comprensión. Por lo demás, la imaginación nos hace infinitos.
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