Interlocutor: ¿Cuál es el significado de la vida?
Jan Kersschot: La pregunta, “¿Cuál es el significado de la vida?”, puede ser enfocada de dos modos: desde el punto de vista del ser humano y desde el punto de vista del ser. El primero es un enfoque personal, mientras que el segundo es más una visión universal. Veamos cómo estos dos enfoques pueden dar lugar a diferentes puntos de vista y a diferentes respuestas.
El punto de vista humano está relacionado con el ego y con la identificación con nuestro cuerpo y con nuestra mente. Nos referimos a ella como la ola que está en el océano. Esta ola se encuentra limitada por el tiempo y el espacio.
Todo esto crea opiniones, creencias y expectativas que cambian a lo largo de los años.
Y así, tenemos que adaptar periódicamente nuestras metas a medida que avanzamos en la vida.
Como resultado de ello, la mayoría de los adultos tienen unas ideas muy diferentes sobre el significado y el propósito de las cosas y de la vida.
Sin embargo, los niños de muy corta edad todavía no están identificados con el ego. Aún no saben muy bien que es eso del pasado y el futuro, y por supuesto que no están preocupados ni lo más mínimo por lo que es “bueno” o “malo”. Cuando juegan en la playa, no se preocupan por tener algún objetivo en concreto ni tampoco por tener una identidad.
La vida es una obra de teatro, es como una danza.
Los niños pequeños viven en el ahora, y no juzgan ni etiquetan las cosas ni las personas. No se preocupan en absoluto por si la vida tiene significado o no. Esto nos lleva al segundo punto de vista.
El ser humano también tiene otra dimensión, la llamamos ‘la dimensión del ser’.
No es que exista realmente una dimensión, en el sentido tradicional de la palabra, sino que sería más bien como un campo común que todos compartimos.
No es algo individual sino universal. Nos referimos a él como el océano. Y su rasgo común o esencia sería la humedad del agua.
Para muchos lectores esto les puede sonar algo abstracto. ¿Cómo podríamos nosotros, como personas, como olas que somos, ver el océano? ¿Cómo podría una ola sentir su propia humedad? ¿Cómo podríamos reconocer nuestra propia mismidad? ¿No es esto algo imposible? La respuesta es demasiado simple para ser verdad.
Veamos esto detenidamente, sin apoyarnos en ninguna creencia, fantasía o rumores de ningún tipo.
Es importante que empecemos desde cero, que seamos capaces de dejar atrás todas las ideas preconcebidas que tengamos al respecto.
Todo el mundo puede decir: “Yo soy”. Nadie puede decir: “Yo no soy”. Todo el mundo es.
Esa ‘mismidad pura o desnuda’ es lo que estoy tratando de señalar aquí. Simplemente ser.
Por favor, no lea estas palabras rápidamente, tómese un momento para ser consciente de ser, simplemente ser.
Existe una sensación de estar aquí, de estar leyendo estas palabras. Es la sensación sutil ‘Yo soy’. Es el hecho de estar presente, antes de que surja la identificación con la persona. Y nadie puede ahuyentar a este ser. Esta eseidad no excluye a nadie, porque todo el mundo “hace” esto, uno ya es esto. Si me permite que le ponga un ejemplo, sería como un gran espacio que nos incluye a todos y a todo.
Echemos un vistazo a esta mismidad. ¿Dónde están los límites de la mismidad? ¿Dónde comienza y termina este espacio?
Por favor, no tiene por qué creerme, simplemente eche un vistazo por sí mismo.
Puede que descubramos que, sí, tenemos una consciencia privada, pero desde luego que no tenemos una mismidad privada.
Este ‘sentido puro de Ser’ o también llamado ‘mismidad’ va más allá de la persona pero no excluye lo personal. Por lo tanto, podríamos considerar a esta mismidad como “algo” transpersonal, “algo” que va más allá de la persona.
Seguramente que usted ahora esté preguntándose ¿Y qué es exactamente esta eseidad? ¿Cuáles son sus cualidades? Esto es algo que no le puedo mostrar debido a que esta eseidad no es un objeto, ni una acción ni una sensación. Por eso es tan difícil describirlo. No es algo que se pueda fotografiar. Tampoco es un concepto. No es algo que podamos recordar. Y sin embargo es lo que todos nosotros somos.
En ese sentido, se puede decir que está más cerca que cerca.
¿Cómo puede ser que esto sea el centro de lo que nosotros somos, que impregne todas nuestras células por decirlo de algún modo, y que sin embargo, no podamos verlo ni observarlo?
La mente no puede agarrarlo, ni pillarlo, ni puede describirlo, así que recurriré a las metáforas para señalarlo de algún modo.
Al igual que las olas en el océano, nosotros parecemos estar separados, pero en realidad estamos “hechos” de la misma sustancia.
Podríamos decir que como olas, como personas, todos somos expresiones de
este mismo océano pero al mismo tiempo no estamos separados de su
humedad. Nuestra expresión individual es solo una historia privada
dentro de algo mucho más grande. Y eso es lo
que estoy intentando señalar aquí con mis palabras, a ese espacio más
grande.Desde este ‘punto de vista’ más amplio, la pregunta que me planteaba antes sobre el significado de la vida es algo que no puede ser respondido.
¿Por qué?
Cuando se habla del significado de algo se supone que hablamos de tres cosas: de una persona, de un futuro y de una meta. Para el individuo, estas tres cosas parecen ser muy reales y muy importantes, pero para la eseidad son completamente irrelevantes.
A la mismidad no le importa la individualidad, el tiempo o los propósitos.
La eseidad no juzga, ni etiqueta ni espera nada.
Desde luego que la ola puede estar muy preocupada por todo este tipo de conceptos, pero el océano no sabe nada de ellas.
La mismidad no anda detrás de proyectos ni de significados, simplemente se expresa en y como la fuerza de la vida.
Esta vida es un juego infantil que se despliega sin fin y no requiere de un significado adicional.
La vida no pregunta a sí misma cuál es el objetivo de la vida.
La flor no se pregunta por qué produce su perfume.
La vida fluye de forma natural y sin esfuerzo, como una danza eterna y atemporal.
Entrevista realizada por Excellence Reporter
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